El niño de la ventana
No tuviste un padre amoroso
el tuyo se fue ebrio
y volvió estragado
No tuviste un hermano amoroso
los dos mayores
fantaseaban con venderte a los piratas
No has tenido un novio amoroso
el que te amó
buscaba en ti otro rostro y otra voz.
Qué difícil ser amado por un hombre.
Desde su ventana
él doce años y tú siete
dijo tu nombre y preguntó
Por qué lloras
Porque
mi hermano
no me quiere.
Endulzó la voz
quiso ser tu hermano
Podía un hombre
tocar de lejos
con dulzura.
Él doce y tú siete
niños y volátiles.
¿Habrá otra ventana
alguna voz recia
que se endulce
al nombrarte?
Es claro
en esos brazos
brillantes de sol
lo buscas todo
al padre
a los hermanos
al novio
y la voz amorosa
del niño de la ventana.
Éramos quince
En la foto éramos quince
algunos amigos, otros compañeros
en la ilusión de mejorar las cosas
en esta propensión a la muerte
A tres se los llevó el VIH
en un tiempo en el que ya
no debería llevarse a nadie
El cuarto es Eduardo
Tengo otras fotos
más antiguas
con otros grupos
en las que no falta nadie
Así que debe haber algo
en los rostros, en las posturas
alguna astilla enconada
alguna fisura en el alma
A Eduardo lo encontraron
golpeado en su habitación
con una bolsa en la cabeza
Más que la muerte
me entristece
imaginar su dolor y miedo
su arrepentimiento por abrir la puerta
por querer amar al prójimo
y ser amado
Más que el burdo robo
me entristece
imaginar a los asesinos
incapaces de verlo realmente
imaginar al niño y a su madre
empatizar con la soledad
de un desconocido
que los invitó a pasar
Tengo otras fotos
más antiguas
con otros grupos
en las que no falta nadie
Tal vez nos condujo
a ese viaje juntos
a esa piscina
la ilusión de acompañarnos
de alivianar entre risa y juegos
y decretos para la vida
el sentimiento de no merecer
Es un sentimiento que emanan
las cosas mal nombradas
las nefandas
las sembradas en suelo abonado
las que se arrastran en tierra baldía
las que cicatrizaron en la infancia
como un bautismo despectivo
Tengo otras fotos
más antiguas
con otros grupos
en las que no falta nadie
Se puede presumir
un problema de salud pública
hondo, pertinaz y esquivo
La homofobia arraigada
es la fisura y la astilla
en una soledad humana pero más profunda
en una precariedad humana pero más precaria
en la ceguera del ladrón vuelto asesino
Hernando Escobar Vera es escritor, docente universitario, tallerista y editor colombiano. Fue ganador del Premio Nacional de Escritura del Ministerio de Educación de Colombia, en la categoría de cuento (2022) y del 2° Concurso Internacional de Cuento de la Universidad de Antioquia (2023). Algunos de sus microrrelatos, cuentos y poemas han sido publicados en Colombia, Uruguay, España, México, Chile y Argentina. Fue editor del libro Todo ocurre bajo un paraguas (y otros mundos acotados), de Editorial Tintababelia.