Construí un silencio precioso sin utilizar talavera, ni vidrio que transparentara lo dócil de mis dientes. Ganó un par de aplausos, lo publicaron en una revista, me dieron algunos pesos y cuarenta gramos de suerte que no sirven para el futuro. Me prometió que no decepcionaría a mis padres en las comidas familiares, y que…
