—¿Qué vas a querer de regalo? —me preguntó mi madre algunas semanas antes de mi cumpleaños en el año 2000. —Un uniforme de México —le contesté con ojitos brillantes de niña de cuatro años a punto de ver sus sueños materializados. Me refería, evidentemente, a una camiseta de la Selección Mexicana. Era inaceptable para mí…
